domingo, 4 de abril de 2010

Viajes.

Sueño del 30/12/2007.

Voy en un autobús, volviendo de un viaje de alguna parte que no recuerdo. Estoy sentado en los últimos asientos, con mis maletas. También están mis amigas Rita y Carmen. Las dos se bajan una parada antes que yo, en una calle de piedra de un pueblo medieval, con casas muy pegadas de muros altos y techos de madera, las ventanas pequeñas y de cristal. Me quería haber bajado en la misma parada que ellas pero se me pasa, y me apeo en la siguiente.

El sueño cambia y estoy en una estación, en un cuarto gris con cajas grandes de madera, que contienen mercancía de algún tipo. Las paredes son de roca natural, y bombillas desnudas iluminan la estancia. Hay una chica a la que conozco, cuyo nombre ignoro. Es flaca y rubia, y lleva una camiseta de tirantes. Salgo del cuarto y me dirijo hacia unas vías donde espera un tren. Siete empleadas y yo nos lanzamos a correr por las vías detrás del tren cuando éste arranca, y a los pocos metros se para y nos podemos subir. No entramos todos, la chica que saludé antes viene corriendo mientras suena la sirena. No la esperan y me tengo que poner en medio de las puertas y bloquearlas hasta que consigue llegar.

El tren recorre mucho y circulamos fuera de las vías por unas urbanizaciones, de calles que circulan entre setos muy altos, iluminadas por farolas. Se abre una puerta trasera del tren (como la de los camiones de carga) y aparece un chaval con una careta de payaso y un bate. No es amistoso. Se intenta subir al tren pero un chico que está a mi lado (podría ser mi amigo Chema) le pega una patada en la careta y cae fuera. La siguiente vez que intenta subir la patada se la doy yo. Llega otro payaso más, y cuando parece que la situación se va a complicar aparece una masa de jóvenes, varios heavys, que apartan al primer payaso y se suben al tren hablando animadamente. El segundo payaso también se sube y se muestra muy amigable, así que le doy un trozo de mi bocadillo. Aparece Chema y hace headbanging.

Pasado un rato y ya de noche, llegamos a una estación de cercanías donde tenemos que cambiar de tren. Me apresuro a la parte de atrás del tren en el que estoy, donde tengo el equipaje. Mi hermano Juan me ayuda a recoger las cosas y a llevarlas al otro tren. La sensación de prisa aumenta por momentos ya que el otro tren va a arrancar en cualquier momento, y me parece que cada vez me cuesta más llevar el equipaje. Me empiezo a agobiar porque todos mis amigos ya se han cambiado de tren, y me da miedo que se vayan sin mi. Recojo mis cosas y salgo, aunque despierto sin saber si consigo llegar al otro tren. La sensación es de que sí lo consigo.

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