lunes, 5 de abril de 2010

Trucar al ratón.

Sueño del 5/04/2010.

El acantilado es tan alto que desde donde estoy no veo el final, las nubes me lo tapan. El recoveco horizontal en el que estoy (que no es una cueva, está abierto por arriba al cielo azul), en mitad de la pared vertical, estará unos cincuenta metros por debajo del comienzo de la caída de la montaña. Una cascada pequeña cae a mi izquierda y justo delante de mi hay nueve montículos de roca, como trozos de columna planos por arriba, unos nacen donde acaban otros, y tienen nueve monedas de oro en el centro de la superficie. Al lado de los montículos hay un pequeño agujero en la pared donde vive un ratón. Quiero entrar en la guarida del ratón. Saco una caja de cerillas que tengo en el bolsillo y la abro. Dentro de la caja hay una casa reducida a escombros, un minúsculo trozo de queso que había sido más grande, y otro ratón. Cojo el trozo de queso y lo pongo delante del agujero para ver cómo el ratón sale y se come el queso. Le intento persuadir de que me deje pasar a su guarida pero me manda al carajo y se mete en su agujero.

Cambia el sueño y estoy en una biblioteca de techos altos, toda de color verde azulado oscuro con lámparas largas de luz blanca sobre mesas largas de madera, bastante llenas de libros de estudiantes. Veo a través de cristales limpios otras habitaciones dentro de la biblioteca, una de trabajo en grupo que tiene una pizarra blanca en alto, y otras habitaciones con estanterías. Me encuentro con Roberto Losada y le digo que no contamos con Fer para grabar en la tascam, y me dice que todavía hay un mes de plazo y que hay tiempo. También me encuentro con Pedro y hablo con él, ha empezado a estudiar la ingeniería de sonido aquí. Es el sae.

Ahora me encuentro en un polideportivo muy grande, también de color verdoso. Estoy cambiándome con mucha prisa para una clase de karate, aunque al final ni llego a ver el tatami.

Cambia el sueño y estoy en el desierto, que no es de dunas de arena sino de piedra de color marrón oscuro, con un tono rojizo. No hay mucha luz en el cielo, que está de color algo grisáceo. A mi derecha e izquierda hay dos rocas muy altas, como dos columnas que van serpenteando mientas ascienden. Cuando miro hacia arriba mi cabeza empieza a estirarse y a subir y se transforma en una flor, una rosa gigantesca de color marrón que no para de ascender entre los dos pilares de roca. Cuando tiene la misma altura que las columnas comienza a marchitarse y a perder pétalos hasta que mi cabeza-flor se cae entera.

Otro cambio en el sueño. Estoy en un cuarto con gente más joven que yo a los cuales conozco, creo que son mis primos. En este cuarto basta con imaginar algo para crearlo, se construye con la mente. Creo una estcultura de piedra que son personas (puede que niños) subidos unos en los hombros de otros, formando una cadena. La base circular de la escultura es un poco inestable. De pronto la escultura es de hielo, ya no de piedra, y apuntando con el índice de la mano derecha a la base empiezo a soplar. Cuando llega a tocar el hielo, mi aliento se trasforma en nieve y puedo darle forma al círculo de soporte hasta que se vuelve totalmente estable. Cuando he terminado, la escultura comienza a derretirse muy rápidamente sin que pueda hace nada por evitarlo. De buen humor intento consolarme pensando que seguramente hayan sido los cafres de mis primos pequeños los causantes, que se han puesto a hurgar en el creador de esculturas y han cambiado todos los parámetros de mi creación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario