martes, 15 de junio de 2010

El hermano mediano.

Sueño del 15/6/2010.

Tengo una hermana y un hermano pequeños, ella de seis y él de cuatro. Vivimos en otra casa distinta, bastante más grande y algo destartalada. Es prácticamente entera de madera: suelos, paredes, techos, puertas, todo. Sólo recuerdo un momento con cada uno de mis hermanos pequeños, pero a lo largo del sueño había más.

Primero estoy en el piso de arriba del todo en una sala de estar que tiene una mesa de madera muy maciza, varias estanterías y un futón grande que hace de sofá y cama para invitados. Es por la tarde, y estoy tirado en el sofá leyendo cuando aparece mi hermanita. Tiene el pelo castaño claro, ondulado con rizos al final, y le llega hasta media espalda. Le falta algún diente de leche que se le acaba de caer, tiene los ojos verdes y la cara redonda. Se le ve en la mirada que se super lista y se entera de todo. A veces se queda empanada mirando al infinito pensando en vete tu a saber qué. Cuando llega, se pone a contarme no se qué batallas suyas fantásticas desde el borde de la cama, callándose a intervalos mientras me mira leer. Al poco rato dejo el libro y me abalanzo sobre ella, haciéndole cosquillas y tirándola por los aires. Después de un rato jugando la llevo a su cuarto y la acuesto en la cama entre más historias y conjeturas espaciales. La adoro.

Ahora estoy en uno de los pisos intermedios con mi hermano pequeño. Es un bala y no se puede estar quieto ni un segundo, todo el rato de un lado para otro moviéndolo todo; pero sin ser desagradable ni romper nada. Simplemente tiene una cantidad de energías sin límite. Estamos jugando a explorar la casa (igual llevamos poco tiempo aquí). En la habitación en la que hemos entrado hay dos bancos pegados a las paredes, como si fuera un comedor al que le falta la mesa. El incansable se pone a gatear por debajo de todas las cosas que hay al alcance, y de pronto me dice que ha encontrado un pasadizo y se mete por un agujero que hay debajo de uno de los bancos. Se que el agujero lleva al sótano, y es la cosa menos segura de la casa, aparte de que está lleno de arañas. Le grito que espere mientras, viendo que no me hace ni caso, me tiro hacia el agujero y meto el brazo para agarrarle de la camiseta de milagro. Tiro de él y le saco mientras me dice "el bujero...!" con cara de sorprendido. Le cojo en brazos y nos subimos al piso de arriba, donde están mis padres. Les cuento que ha descubierto el agujero y que con lo que es de culoinquieto va a acabar metiéndose por ahí 100% seguro, así que igual habría que sellarlo con maderas o algo así.


Aquí cambia el sueño completamente. Estoy con Lule en un coche, estacionados delante de un centro comercial y llevamos un gato negro y blanco con nosotros. De pronto oigo cómo caen unas crías de murciélago en la parte de atrás (sonido inconfundible donde los haya), justo debajo de mi asiento. El gato se pone muy muy nervioso e intenta atacar a las crías, y aunque no siento especial simpatía por uno ni por otros, abro la puerta y dejo al gato en el suelo para que no se coma a los animalejos. Una vez el gato se ha ido, levanto el asiento y me encuentro con unas diez mini criaturas, algunas de color negro y otras de color carne. Son un poco desagradables a la vista pero me caen bien. Cojo a la más grande entre las manos, tiene forma de pelota redonda sin extremidades ni alas y compruebo que no debe de ser mucho más grande que una canica. Le pregunto a Lule si será malo que les toque con las manos desnudas y sin protección tipo guantes, y me dice que en absoluto, que es muy bueno porque cuanto más contacto físico más conexiones neuronales desarrollarán. Siendo bastante inquietante la escena entera, acaricio lo que supongo que es la espalda y veo cómo la cría muestra pequeñas reacciones. Alguna vez tengo la sensación de que me paso de fuerza a la hora de acariciar al animal.

Mientras miro a los mini seres me imagino cómo sería si todos crecieran hasta alcanzar un tamaño como de murciélago frutero (¿1 metro?); y visualizo una escena, que desde fuera es bastante graciosa, de un rascacielos donde estoy subido con un murciélago enorme al lado de mi, ambos mirando al infinito con cara seria de superhéroe, y un rayo partiendo la noche detrás nuestro. Mega epic.

No recuerdo más.

1 comentario:

  1. Jajajaja. Sin duda un sonido inconfundible, el de las crías de murciélago cayendo en el coche. Voy a ver si mi despertador tiene la opción de despertarme con ese ruido cada mañana...

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